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LA TECNOLOGIA AVUI

Als europeus ens estan colonitzant tecnològicament”

 

“La Vanguardia 11 de desembre de 2018”

 

 

¿Estamos pasando de la guerra comercial a la guerra fría?

Las revoluciones tecnológicas tienen consecuencias geopolíticas. Y la inteligencia artificial hoy está redefiniendo la economía mundial y sus centros de poder.

¿Cómo?

Ya ha transformado desde el concepto mismo de guerra y hegemonía al de producción. Quienes dominen esa tecnología se convertirán en las superpotencias de este siglo.

¿Y cómo vamos a quedar los europeos?

Fuimos metrópoli en la revolución industrial y hoy nos estamos convirtiendo en una colonia tecnológica digital. China y EE.UU. están librando esa batalla que la UE debería haber empezado con ellos hace diez años.

¿Por qué no competimos?

Porque hemos esperado que, como ha sucedido hasta ahora, EE.UU. nos hiciera de proveedor tecnológico. Mientras, la prioridad de ­Bruselas, en vez de velar por su posición como potencia tecnológica, ha sido proteger al consumidor y al libre mercado.

¿Qué debería haber hecho?

Pensar, como Washington y Pekín, no sólo en defender al ciudadano sino también en sus intereses geoestratégicos. Evitar que empresas chinas, por ejemplo, compren las más avanzadas de la UE y saber ser proteccionista, como EE.UU., cuando la situación lo requiere.

¿No sufrimos aquí el monopolio de los FANG: Facebook, Amazon, Netflix, Google?

No se trata de un problema de monopolios clásicos. Es más complejo. Si Europa no quiere convertirse en un mero mercado, igual que lo fueron para ella tras la revolución industrial la propia China y Asia o África, debe reformular las reglas del juego de la inteligencia artificial.

¿Cómo?

La UE, de entrada, no tiene grandes plataformas que le provean de big data, como Google o Alibaba y las demás chinas y estadounidenses.

Parecía que EE.UU. estaba para eso: era un aliado comercial desde hace 70 años.

Pero ahora la UE debe tener su propia agenda y arbitrar, desde el poder político, mecanismos institucionales, gestionados tal vez por los estados o municipios, para que esos gigantes tecnológicos permitan a las empresas y emprendedores locales acceder a sus datos.

Eso es más difícil incluso que aplicarles las leyes antimonopolio.

Pero es imprescindible. Para evitar convertirse en una colonia, debería socializar los big data, que son la base de la inteligencia artificial, y ponerlos al alcance de los emprendedores, investigadores y empresarios locales en la UE.

¿Y si no lo conseguimos?

Pagaremos el precio del atraso tecnológico, que al final será el de perder bienestar. En Alemania este es un debate que preocupa seriamente.

¿Deberíamos tener una UE más unida y menos reacia a usar su poder?

Piense que el propio internet fue una inversión militar estadounidense y que Washington sigue hoy velando por su hegemonía apoyando la investigación en inteligencia artificial gracias a las grandes plataformas que acumulan big data. En cuanto a China...

Ya ha anunciado que su máxima prioridad es la inteligencia artificial y que no regateará.

Para ella es una cuestión de Estado. Pero no podemos olvidar a los otros grandes actores en este juego disruptivo, que son los fondos soberanos y su apuesta billonaria para poner a su servicio el sistema productivo europeo.

Tienen los bolsillos muy grandes.

Además de los fondos asiáticos y chinos, los fondos de los países del Golfo invierten sumas gigantescas en inteligencia artificial.

¿Para qué?

La paradoja es que toman el dinero prestado de EE.UU. y lo colocan en tecnológicas. Uber, por ejemplo, pierde 4.000 millones al año, pero no le importa: gracias a esos fondos puede seguir gastando hasta que sus coches autónomos sustituyan a los transportes locales en la UE.

Eso aún llevará unos añitos.

El esquema se repetirá sector tras sector en la UE mediante esa inversión inmensa hasta que los beneficios que antes se quedaban donde se generaban vuelen a otros continentes.

Eso sería colonialismo, en efecto, pero ahora la metrópoli no está en Europa.

Los beneficios entonces se iban a quien poseía los medios de producción y ahora se irán a quienes posean los medios de automatización. De ese modo, los países europeos serían excolonizadores industriales colonizados digitalmente.

Pues no nos veo preocupados.

A Bruselas sólo parece preocuparle preservar la libertad de mercado y la competencia.

¿Cree que Trump y los chinos acabarán pactando?

Tanto China como EE.UU. son más proteccionistas que la UE, porque tienen una visión más realista del futuro tecnológico y va a ser de rivalidad, no de tecnooptimismo.

Ahora mismo no veo a la UE capaz de actuar como una potencia igual a EE.UU.

Lo impiden los acuerdos comerciales. Pero podemos aplicar medidas políticas para obligar a esas tecnológicas a compartir sus datos con empresas y emprendedores locales.

¿Y si no hacemos nada?

Los negocios locales acabarán cerrando ante las plataformas que enviarán a sus sedes los beneficios que logren aquí. Caerá la recaudación fiscal y el país se empobrecerá.

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